Vivimos en una cultura de la enfermedad...
En nuestra sociedad, en general, hasta que el
cuerpo físico no nos da un toque de atención mediante una enfermedad,
desequilibrio, o lo que sea no le prestamos atención. No atendemos a nuestra
alimentación (no somos conscientes de si lo que comemos es lo más adecuado para
nosotros), no prestamos atención a las alertas que nuestro cuerpo nos da
(estrés, ansiedad, insomnio, dolores, malas digestiones, etc.), etc., forzamos la
"máquina" hasta topes peligrosos sin ser conscientes de lo que
representa para nuestra salud. Y solo nos concedemos un poco de atención cuando
ya es demasiado tarde y ya se ha manifestado algún tipo de enfermedad o
desequilibrio... Y aún entonces queremos soluciones rápidas y que no nos
impliquen ningún cambio en nosotros no sea que consigamos mayor calidad de
vida...
Las soluciones rápidas y sin implicación propia
no existen, solo son vendas, tiritas, capas para esconder los síntomas pero que
en ningún caso nos facilitan la sanación. Es curioso que se prefiera tomar una
"aspirina", mirar hacia otro lado y pensar ya está solucionado... No
quiero decir que en momentos determinados no nos venga bien una “aspirina” pero
nuestra responsabilidad para con nosotros no acaba allí, ni tan solo comienza
allí, sino que ese “daño” debería ser el punto de partida hacia el
reconocimiento de qué es lo que nos ocasiona ese “daño” en nosotros, de dónde
surge ese desequilibrio; por qué solo desde este enfoque lo podemos sanar.
Me hago muchas veces esta pregunta ¿por qué no
somos más responsables en cuanto a nuestra salud? ¿Por qué la sociedad en
general no presta atención a todos los aditivos, pesticidas, químicos, etc. que
ingiere y lo que implican para su salud? ¿Por qué no se hace un esfuerzo para
conocernos y aprender a cuidarnos desde el primer peldaño de la escalera, la
alimentación? ¿Por qué, en general, nadie se informa de lo que representa la
radiación de los dispositivos móviles para nuestra salud, y la de nuestros
hijos? Y no digamos si vamos un poco más allá e intentamos hacer ver la
responsabilidad que tenemos frente a nuestras emociones y formas de pensamiento
que en última instancia son los causantes de todos los desequilibrios... Entonces
surgen miles (y no exagero) de escusas para no mover ni un dedo en pro de
nuestro bienestar. Parece increíble, pero así es... Cuando muestras a alguien
algún patrón de comportamiento que le genera en primera instancia su mal estar
surgen de forma inmediata las típicas escusas: es que no tengo tiempo, es que
me es imposible, es que yo soy así, es que… etc., etc., etc.
No nos conocemos, es así de simple, simplemente
no nos conocemos. No conocemos nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo es mucho más que
materia y procesos químicos, muchísimo más. La parte física que conocemos
simplemente es la capa más densa de nuestro cuerpo, es la capa en la que en última
instancia se somatizan los desequilibrios y por tanto la más complicada de
sanar si lo hacemos solo desde la perspectiva de cuerpo físico. Por eso a día
de hoy hay tantas enfermedades crónicas… solo nos miramos desde una ventanita
pequeña…
El gran “secreto” y digo secreto por qué parece
que así lo sea ya que nadie o casi nadie lo tiene en cuenta en su vida
cotidiana es la PREVENCIÓN. Con una buena prevención la enfermedad sería lo extraño
en nuestra sociedad y no la salud como ahora lo es. Todo el mundo tiene alguna
dolencia, solo basta que miremos a nuestro alrededor… Y lo más desgarrador es
que disponemos de herramientas buenísimas para hacernos una buena prevención.
Herramientas holísticas que tienen en
cuenta todos nuestros planos (físico, emocional, mental y espiritual) y que nos
ayudan a reencontrarnos con nuestro equilibrio, y lo más importante a conocernos
a nosotros mismos; por qué solo desde el autoconocimiento podemos lograr el
estado de salud. Y no es una utopía, es un logro que está al alcance de
nuestras manos, mucho más cerca de lo que nuestra mente se empeña en hacernos
creer… La prevención es la clave, el aprender a gestionar nuestras emociones y
patrones de pensamiento entra en el ámbito de la prevención y por fortuna
tenemos muchas herramientas holísticas que nos ayudan en todos estos aspectos.
Solo basta que ampliemos un poquito nuestra visión y queramos encontrar esas
herramientas que nos ayuden en nuestro viaje por la vida.
Ejemplos de herramientas holísticas que tenemos a
nuestra disposición hay muchos, por ejemplo los que yo utilizo son métodos
energéticos que interactúan con todos los planos de nuestro ser como son el Círculo
de Cristales, el Reiki, la gemoterapia, etc. Y que favorecen profundos procesos
de sanación, y que tienen mucho a aportar en el ámbito de la prevención,
muchísimo. Ya que en definitiva el estar saludable y bien con nosotros mismos
es la clave para tener una vida plena y feliz.
¿Te atreves a responsabilizarte de tu salud y a
dar los pasos necesarios para hacer de la prevención un punto clave en tu vida?
Te garantizo que es el regalo más grande que puedes hacerte a ti y a tus hijos.
Émer Roures