Tanto
el cuidado de nuestro cuerpo físico como el de nuestra alma es fundamental para
lograr el equilibrio, el bienestar, la paz interior y recuperar la alegría de
VIVIR.
Está
de moda cuidar nuestro cuerpo físico, aquel que podemos ver y tocar a través de
nuestros 5 sentidos, y nos olvidamos de cuidar nuestra alma. La conexión con
nuestra alma y espíritu es lo único que nos puede aportar equilibrio, paz,
serenidad y felicidad reales.
Vivimos
en una sociedad de lo externo, cuidamos lo externo, aquello que ven a primera
vista los demás y descuidamos lo vital, lo verdaderamente importante, aquello
que nos puede proporcionar la felicidad. En definitiva, nos descuidamos a
nosotros mismos. Cuidamos nuestra apariencia externa como recurso para no mirar
en nuestro interior y descubrir todo aquello que nos lastima, hiere y nos
provoca desequilibrio; ya que eso nos comporta un autoanálisis y remover cosas
dolorosas o que no nos gustan a primera vista. Nuestros patrones de pensamiento
inculcados día a día por nuestra sociedad y los medios oficiales de
comunicación nos hacen creer que nuestra felicidad se deriva del reconocimiento
externo, de aquello que los otros valorizan y transmiten de nosotros, que lo
importante es lo que los otros opinen y valoren de nosotros y por eso nos
enfocamos al exterior, para intentar gustar a los otros aun cuando eso haga que
nos traicionemos a nosotros mismos.
Todo
se centra en el cuidado del envoltorio, cuando eso es lo más frágil y sin
función real para nosotros, y realmente no es lo que somos... Cirugías
estéticas porque no somos capaces de querernos tal y como somos, masajes para
intentar calmar los síntomas que muestra nuestro cuerpo como alarma a nuestra
desconexión con nosotros mismos, maquillajes, ropa para hacernos un hueco en
aquel segmento de la sociedad en donde aspiramos estar por motivaciones
totalmente vacías, etc. Todo está del revés... No digo que un buen masaje no
nos venga bien de tanto en tanto y que ser coqueta sea malo, pero sí cuando eso
se convierte en nuestro objetivo para alcanzar nuestra felicidad, ya que
entonces nunca la alcanzaremos y más vacíos y sin sentido nos sentiremos.
Es
fundamental que aprendamos a escucharnos, a escuchar a nuestro cuerpo, a
escuchar a nuestro corazón y a poner la mente a trabajar en función de nuestro
sentir más profundo, aquel que nace de nuestro espíritu. Solo entonces
estaremos alienados con nosotros mismos, y solo desde esa alineación seremos
capaces de encontrar el equilibrio, la paz interior y el bienestar.
Es
básico y urgente que hagamos este ejercicio de introspección, pero ¡cuidado!,
no caigamos ahora en el polo opuesto.... No es necesario convertirnos en unos
ascetas, no. Simplemente es necesario que nos permitamos escuchar a nuestro
corazón y actuamos en consecuencia. Se trata simplemente de coherencia e integridad
con nosotros mismos.
Y
cuando empiezas a ser coherente e íntegro contigo mismo como por arte de magia
expresas lo mejor de ti. Y como tú te siente entonces bien contigo mismo los
otros por resonancia con lo que tu expresas también te valoran y ven lo mejor
de ti. Por lo tanto, permítete expresar lo que nace de tu corazón..., y
entonces verás como tu vida se transforma y florece...
Émer Roures
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario del blog: