jueves, 3 de abril de 2014

La cultura de lo externo...


Tanto el cuidado de nuestro cuerpo físico como el de nuestra alma es fundamental para lograr el equilibrio, el bienestar, la paz interior y recuperar la alegría de VIVIR.
Está de moda cuidar nuestro cuerpo físico, aquel que podemos ver y tocar a través de nuestros 5 sentidos, y nos olvidamos de cuidar nuestra alma. La conexión con nuestra alma y espíritu es lo único que nos puede aportar equilibrio, paz, serenidad y felicidad reales.
Vivimos en una sociedad de lo externo, cuidamos lo externo, aquello que ven a primera vista los demás y descuidamos lo vital, lo verdaderamente importante, aquello que nos puede proporcionar la felicidad. En definitiva, nos descuidamos a nosotros mismos. Cuidamos nuestra apariencia externa como recurso para no mirar en nuestro interior y descubrir todo aquello que nos lastima, hiere y nos provoca desequilibrio; ya que eso nos comporta un autoanálisis y remover cosas dolorosas o que no nos gustan a primera vista. Nuestros patrones de pensamiento inculcados día a día por nuestra sociedad y los medios oficiales de comunicación nos hacen creer que nuestra felicidad se deriva del reconocimiento externo, de aquello que los otros valorizan y transmiten de nosotros, que lo importante es lo que los otros opinen y valoren de nosotros y por eso nos enfocamos al exterior, para intentar gustar a los otros aun cuando eso haga que nos traicionemos a nosotros mismos.
Todo se centra en el cuidado del envoltorio, cuando eso es lo más frágil y sin función real para nosotros, y realmente no es lo que somos... Cirugías estéticas porque no somos capaces de querernos tal y como somos, masajes para intentar calmar los síntomas que muestra nuestro cuerpo como alarma a nuestra desconexión con nosotros mismos, maquillajes, ropa para hacernos un hueco en aquel segmento de la sociedad en donde aspiramos estar por motivaciones totalmente vacías, etc. Todo está del revés... No digo que un buen masaje no nos venga bien de tanto en tanto y que ser coqueta sea malo, pero sí cuando eso se convierte en nuestro objetivo para alcanzar nuestra felicidad, ya que entonces nunca la alcanzaremos y más vacíos y sin sentido nos sentiremos.
Es fundamental que aprendamos a escucharnos, a escuchar a nuestro cuerpo, a escuchar a nuestro corazón y a poner la mente a trabajar en función de nuestro sentir más profundo, aquel que nace de nuestro espíritu. Solo entonces estaremos alienados con nosotros mismos, y solo desde esa alineación seremos capaces de encontrar el equilibrio, la paz interior y el bienestar.
Es básico y urgente que hagamos este ejercicio de introspección, pero ¡cuidado!, no caigamos ahora en el polo opuesto.... No es necesario convertirnos en unos ascetas, no. Simplemente es necesario que nos permitamos escuchar a nuestro corazón y actuamos en consecuencia. Se trata simplemente de coherencia e integridad con nosotros mismos. 
Y cuando empiezas a ser coherente e íntegro contigo mismo como por arte de magia expresas lo mejor de ti. Y como tú te siente entonces bien contigo mismo los otros por resonancia con lo que tu expresas también te valoran y ven lo mejor de ti. Por lo tanto, permítete expresar lo que nace de tu corazón..., y entonces verás como tu vida se transforma y florece...

Émer Roures

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