martes, 1 de abril de 2014

La importancia de la prevención



Vivimos en una cultura de la enfermedad...
En nuestra sociedad, en general, hasta que el cuerpo físico no nos da un toque de atención mediante una enfermedad, desequilibrio, o lo que sea no le prestamos atención. No atendemos a nuestra alimentación (no somos conscientes de si lo que comemos es lo más adecuado para nosotros), no prestamos atención a las alertas que nuestro cuerpo nos da (estrés, ansiedad, insomnio, dolores, malas digestiones, etc.), etc., forzamos la "máquina" hasta topes peligrosos sin ser conscientes de lo que representa para nuestra salud. Y solo nos concedemos un poco de atención cuando ya es demasiado tarde y ya se ha manifestado algún tipo de enfermedad o desequilibrio... Y aún entonces queremos soluciones rápidas y que no nos impliquen ningún cambio en nosotros no sea que consigamos mayor calidad de vida...
Las soluciones rápidas y sin implicación propia no existen, solo son vendas, tiritas, capas para esconder los síntomas pero que en ningún caso nos facilitan la sanación. Es curioso que se prefiera tomar una "aspirina", mirar hacia otro lado y pensar ya está solucionado... No quiero decir que en momentos determinados no nos venga bien una “aspirina” pero nuestra responsabilidad para con nosotros no acaba allí, ni tan solo comienza allí, sino que ese “daño” debería ser el punto de partida hacia el reconocimiento de qué es lo que nos ocasiona ese “daño” en nosotros, de dónde surge ese desequilibrio; por qué solo desde este enfoque lo podemos sanar.
Me hago muchas veces esta pregunta ¿por qué no somos más responsables en cuanto a nuestra salud? ¿Por qué la sociedad en general no presta atención a todos los aditivos, pesticidas, químicos, etc. que ingiere y lo que implican para su salud? ¿Por qué no se hace un esfuerzo para conocernos y aprender a cuidarnos desde el primer peldaño de la escalera, la alimentación? ¿Por qué, en general, nadie se informa de lo que representa la radiación de los dispositivos móviles para nuestra salud, y la de nuestros hijos? Y no digamos si vamos un poco más allá e intentamos hacer ver la responsabilidad que tenemos frente a nuestras emociones y formas de pensamiento que en última instancia son los causantes de todos los desequilibrios... Entonces surgen miles (y no exagero) de escusas para no mover ni un dedo en pro de nuestro bienestar. Parece increíble, pero así es... Cuando muestras a alguien algún patrón de comportamiento que le genera en primera instancia su mal estar surgen de forma inmediata las típicas escusas: es que no tengo tiempo, es que me es imposible, es que yo soy así, es que… etc., etc., etc.
No nos conocemos, es así de simple, simplemente no nos conocemos. No conocemos nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo es mucho más que materia y procesos químicos, muchísimo más. La parte física que conocemos simplemente es la capa más densa de nuestro cuerpo, es la capa en la que en última instancia se somatizan los desequilibrios y por tanto la más complicada de sanar si lo hacemos solo desde la perspectiva de cuerpo físico. Por eso a día de hoy hay tantas enfermedades crónicas… solo nos miramos desde una ventanita pequeña…
El gran “secreto” y digo secreto por qué parece que así lo sea ya que nadie o casi nadie lo tiene en cuenta en su vida cotidiana es la PREVENCIÓN. Con una buena prevención la enfermedad sería lo extraño en nuestra sociedad y no la salud como ahora lo es. Todo el mundo tiene alguna dolencia, solo basta que miremos a nuestro alrededor… Y lo más desgarrador es que disponemos de herramientas buenísimas para hacernos una buena prevención. Herramientas holísticas que  tienen en cuenta todos nuestros planos (físico, emocional, mental y espiritual) y que nos ayudan a reencontrarnos con nuestro equilibrio, y lo más importante a conocernos a nosotros mismos; por qué solo desde el autoconocimiento podemos lograr el estado de salud. Y no es una utopía, es un logro que está al alcance de nuestras manos, mucho más cerca de lo que nuestra mente se empeña en hacernos creer… La prevención es la clave, el aprender a gestionar nuestras emociones y patrones de pensamiento entra en el ámbito de la prevención y por fortuna tenemos muchas herramientas holísticas que nos ayudan en todos estos aspectos. Solo basta que ampliemos un poquito nuestra visión y queramos encontrar esas herramientas que nos ayuden en nuestro viaje por la vida.
Ejemplos de herramientas holísticas que tenemos a nuestra disposición hay muchos, por ejemplo los que yo utilizo son métodos energéticos que interactúan con todos los planos de nuestro ser como son el Círculo de Cristales, el Reiki, la gemoterapia, etc. Y que favorecen profundos procesos de sanación, y que tienen mucho a aportar en el ámbito de la prevención, muchísimo. Ya que en definitiva el estar saludable y bien con nosotros mismos es la clave para tener una vida plena y feliz.
¿Te atreves a responsabilizarte de tu salud y a dar los pasos necesarios para hacer de la prevención un punto clave en tu vida? Te garantizo que es el regalo más grande que puedes hacerte a ti y a tus hijos.

Émer Roures

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