domingo, 25 de mayo de 2014

¿Te resuena?, ¿te has parado a discernir acerca de la resonancia?



¿Te has preguntado alguna vez de dónde nace tu resonancia con respecto una información, persona, lugar o cosa?, ¿te has permitido ir un poco más allá, pararte, discernir y sentir de dónde nace?
Es de vital importancia para nuestro bienestar, equilibrio, paz y serenidad hablar de la resonancia. Te has preguntado alguna vez ¿me resuena esta información?, o ¿tal vez alguien te lo haya preguntado?. ¿Cómo actúas ante tales situaciones?, ¿qué sientes en tu interior?, ¿te has permitido discernir acerca de ello sin dejarte llevar de buenas a primeras por tus primeras reacciones?.
Después del camino que he recorrido he comprendido que, de entrada, tendemos a hacer un uso poco consciente de este término y más aun en su aplicación a la práctica. Para mí es un “arma” de doble filo. Hasta aquí creo que todos estaremos de acuerdo, todo tiene dos polaridades y por lo tanto la resonancia también. Podemos resonar hacia algo desde el consciente o bien desde el inconsciente, de allí nace que no siempre el resonar con algo lo haga verdadero para nosotros y conveniente para nuestro Ser. Es muy importante aprender a discernir acerca de esto.
En términos de resonar hacia algo o alguien lo primero que se manifiesta de nosotros es nuestra personalidad, llena de creencias, patrones de comportamiento, miedos a lo desconocido, programas heredados ancestrales, familiares y sociales. Esto es así, es como funciona nuestro cerebro, primero se disparan los cerebros reptiliano y límbico y luego, si así lo decidimos, utilizamos el neocórtex que es el que nos permites discernir y conectar con nuestro sentir, con nuestra esencia. Por lo tanto, es obvio que de entrada esa resonancia nos puede estar engañando por qué simplemente se ha manifestado desde nuestro inconsciente, desde nuestras creencias, programaciones y miedos, y no desde nuestro Ser, desde lo que realmente somos.
Por ejemplo, he comprobado en muchas ocasiones que cuando se nos habla de dimensiones elevadas, de seres de mayor conciencia, de ángeles, de amor, etc., esa información siempre nos resuena o es más fácil que lo haga. Tendemos a dejarnos llevar por ella por qué nos gusta, y nos resulta más difícil pararnos a reflexionar y discernir acerca de ella. Aceptamos su veracidad más fácilmente. Es como un mundo “perfecto” al que todos y cada uno de nosotr@s nos gustaría acceder y disfrutar. Y como creemos que nos resuena lo aceptamos y no lo cuestionamos tan profundamente como cuestionaríamos otro tema. Y si además estamos en grupo aun nos resulta más difícil discernir sobre ella debido a que la creencia de necesidad de pertenencia a un grupo y la obtención del reconocimiento del grupo la llevamos marcada a fuego en nuestra personalidad. Y, en estos casos, ir “contracorriente” nos resulta muy difícil por qué se nos activa el miedo a ser rechazados por el grupo. No todas las informaciones que a primera vista sean de Luz tienen que serlo, dentro del mensaje pueden existir grandes mentiras, manipulaciones e informaciones que busquen tu complicidad, energía, o voluntad. En cambio, cuando se nos habla de cosas “más terrenales”, por definirlas de alguna forma, o de cuestiones profundas sobre nuestro origen como raza, historia, etc. que difieren de lo que nos han contado desde que somos pequeños, nuestra primera reacción no acostumbra a ser “positiva” (no resonamos), y eso no invalida su veracidad. Cuando accedes a esos tipos de conocimiento todo tu ser se remueve (por qué se desmonta todo lo que te habían contada como cierto) y evidentemente no te resuena de buenas a primeras esa información, aunque no por ello deje de ser menos cierta. Esto radica en que, como he mencionado antes, nuestra primera reacción viene determinada por nuestras creencias, patrones de comportamiento y programaciones limitantes, y, entonces, habla nuestro inconsciente, no nuestro Ser. Por lo que es de vital importancia para nuestro desarrollo como Seres Humanos libres que nos permitamos ir más allá de nuestras primeras reacciones y discernamos sobre lo que realmente sentimos sobre la información o lo que sea que hayamos recibido. No todo con lo que resonamos, o mejor dicho, con lo que creemos resonar, resuena realmente con nuestro Ser, o lo que es lo mismo, es verdad. Se nos intenta “lavar el cerebro” con respecto a seguir lo que nos resuena de buenas a primeras y a dejar de lado lo que no. Pues bien, no funciona de forma tan simple el tema de la resonancia.
Aceptar de buenas a primeras de verdadero todo lo que nos gusta o lo que podría corresponder a nuestras preferencias o lo que, en principio, habla de Amor, elevada consciencia, etc. es igual de peligroso que no aceptar de buenas a primeras temas más espinosos que remueven las bases de nuestra personalidad. Es básico que utilicemos siempre nuestra capacidad de discernimiento (que activemos nuestro neocórtex) siempre conectada con nuestro sentir por qué sinó somos carne de cañón fácilmente manipulable.
Cada un@ de nosotr@s tenemos una personalidad que se nos forma los primeros años de nuestra vida y que se va modificando y reprogramando e insertando nuevos programas a lo largo de nuestra vida a través de los medios de comunicación, la sociedad, la ciencia oficial, los estudios, etc. Todo ello conforma nuestro inconsciente, aquello que nos hace pensar, actuar, hablar y sentir de una determinada forma de manera automática sin dejarnos tiempo para reflexionar y discernir a no ser que nosotros ejerzamos nuestra fuerza de voluntad y así lo hagamos. Pero por otro lado también tenemos nuestra Chispa Divina, nuestro Sol Interior o como queramos llamarlo y que nos conecta con nuestro Espíritu. De buenas a primeras estas dos partes nuestras no están conectadas entre sí de forma consciente y nuestro trabajo es volver a conectarlas conscientemente a través de nuestro autoconocimiento. Y cuando nos atrevemos a hacer este camino de autoconocimiento es cuando, poco a poco, conectamos nuestro Ego con nuestra Esencia de forma consciente, y entonces el ego se torna maravilloso porque es el que nos permite desenvolvernos en esta vida en auténtica Libertad y coherencia. Y, ¿por qué explico esto ahora?, pues bien por qué lo creo muy importante para poder discernir cuando algo resuena realmente con nuestro Ser y cuando no. Cuanto más nos conozcamos más nos resonaran aquellas cosas que resuenan con nuestro espíritu, y cuando menos nos conozcamos más nos dejaremos llevar por nuestras programaciones y creencias.
Teniendo en cuenta lo dicho, lo que nos resuena de buenas a primeras es lo que a nuestra personalidad le resuena de buenas a primeras, sin más. Todo aquello que no resuena con nuestra personalidad no nos resonará y entonces lo intentaremos negar, desacreditar o simplemente ridiculizarlo porque pondrá en duda aquello que creemos que somos o lo que creemos como nuestra verdad. Hemos de ser lo suficientemente inteligentes para saber y atrevernos a discernir si también resuena con nuestro Ser o no. Por eso es muy importante y urgente que aprendamos a discernir, que aprendamos a escuchar nuestro sentir profundo aquel que nace de nuestro sol interior, de nuestra esencia, ese que nunca nos engaña ni traiciona.
Mi modus operandi es dejar en interrogante los temas o cuestiones que no entiendo, que creo que no me resuenan o bien que cuestionan mi verdad, sin olvidarlos, nunca los niego y los aprovecho para realizarme nuevas preguntas. Este proceso me lleva a descartar ciertas informaciones o bien a cambiar mi visión, siempre des del discernimiento. Os lo recomiendo porque es apasionante, divertido y muy enriquecedor. ¡Es fundamental tener una mente abierta!
Émer Roures,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario del blog: